- Por el Psicólogo Sebastián Olave Maldonado
Me atrevería a decir que todas las personas hemos experimentado en algún momento de nuestras vidas conflictos en nuestras relaciones. Y es que establecer vínculos con otros humanos siempre es complejo, difícil y, en muchos casos, agotador. Sin embargo, y a pesar de esto, muy pocos se atreverían a dudar de la importancia fundamental que tiene para nuestra especie el relacionarse con otros, podríamos decir que hay un cierto consenso en esto, el cual deriva del sentido común y de la experiencia. Pero como muchas veces el sentido común se equivoca, en este texto les contaré un poco sobre las investigaciones científicas que se han hecho al respecto.
Actualmente, el psiquiatra Robert Waldinger lidera un estudio muy interesante que, este 2023, cumple 85 años desde su inicio en 1938 en la Universidad de Harvard. El psiquiatra es la cuarta persona en dirigir esta investigación que, a lo largo de todo este tiempo, ha trabajado con las mismas familias con el objetivo de conocer las claves del bienestar, es decir, de aquellos elementos que juegan un papel protector de nuestra salud y nos permiten tener vidas más felices.
Las y los investigadores han recopilado (y siguen haciéndolo) una amplia gama de datos a través de entrevistas, cuestionarios, registros y exámenes médicos con la finalidad de observar y evaluar tanto la salud física y mental, así como las relaciones interpersonales, las distintas áreas en las que se desarrollan laboralmente y el nivel de satisfacción emocional de quienes participan en este estudio.
Los resultados de esta investigación a largo plazo han dejado en claro que las relaciones sociales y afectivas de calidad son un factor clave para llevar una vida feliz y saludable. Aquellos participantes que informaron tener relaciones íntimas y gratificantes, ya sea en el ámbito de las relaciones de pareja o en amistades cercanas, experimentaron mayores niveles de bienestar a lo largo del tiempo. Y, muy por el contrario, las relaciones insatisfactorias mostraron tener un impacto negativo.
Estos hallazgos respaldan la noción de que nuestras conexiones con los demás son fundamentales para nuestro bienestar. El hecho de que este estudio se haya llevado a cabo durante más de ocho décadas y haya llegado a estas conclusiones consistentes, subraya aún más la importancia de las relaciones sociales de calidad en nuestras vidas.
Como comentaba al comienzo, las relaciones humanas son indudablemente complejas, pero la evidencia señala que son fundamentales para nuestro bienestar individual y colectivo. En consulta, y también fuera de ella, he hablado con personas que esperan que sus relaciones con otras sean exclusivamente de “bienestar”, entendiendo el bienestar como sinónimo de la ausencia de conflicto. Sin embargo, es importante señalar que el bienestar no es la ausencia de conflicto, sino más bien una compleja red factores que influyen en nuestra calidad de vida. En este sentido, se ha demostrado que las personas que se movilizan y esfuerzan por mantener relaciones significativas, tienen una mejor calidad de vida en comparación con aquellas que no lo hacen. Cuando hablo de esforzarse en mantener relaciones significativas no me refiero, por ejemplo, a perpetuar vínculos de abuso o maltrato, me refiero más bien a establecer lazos con otras personas entendiendo la complejidad de estos y aceptando que las cosas no siempre serán fáciles y que, para que dichos lazos perduren en el tiempo, es necesario cultivarlos activamente.
Para ejemplificar esto podemos utilizar una metáfora de plantas. Si queremos cuidar de una planta tenemos que, antes que todo, averiguar cuándo necesita ser regada y asegurarnos de que, cada vez que llegue ese momento, la planta reciba la cantidad de agua que necesita para seguir creciendo. Los estudios o el trabajo, por muy demandantes que sean, no pueden convertirse en un impedimento para darle a la planta lo que necesita, ya que, si lo hacen, muy probablemente, morirá. De igual forma, las relaciones humanas se nutren del tiempo de calidad que les dedicamos y, aunque a veces se nos haga cansador, si queremos que perduren, debemos dedicarles ese tiempo, aunque no sea fácil.
Los hallazgos que les mencioné anteriormente indican que las relaciones significativas no solo enriquecen nuestras vidas emocionalmente, sino que también fomentan la salud física y la longevidad. De hecho, en los últimos años, los expertos han levantado la hipótesis de que las relaciones sanas pueden protegernos del estrés crónico, el cual suele ser causado por las exigencias laborales y/o académicas. Cabe destacar, a propósito de este dato, que la sensación de estrés en Chile asciende al 39%, de acuerdo a un estudio de la percepción de salud a nivel global realizado por Activa.
Es cierto que las relaciones interpersonales pueden ser muy desafiantes, sobre todo tomando en consideración lo vivido durante los últimos años tanto en el mundo como en nuestro país. Sin embargo, siempre podemos optar por el crecimiento personal y la transformación. Tampoco se trata de estar rodeado de personas todo el tiempo o de que nos sintamos forzados/as/es a generar lazos, sino más bien de contar con vínculos que nos proporcionen espacios donde nos podamos sentir seguros/as/es. Y así como buscamos esa seguridad en otres, parte de construir relaciones significativas significa, valga la redundancia, transformar los espacios que generamos con nuestros vínculos para que estos les otorguen a las personas que queremos la misma sensación de seguridad. En otras palabras, las relaciones significativas nos proporcionan la oportunidad de que nosotros/as/es mismos/as/es seamos fuente de bienestar para otras personas.
Teniendo en cuenta los resultados del estudio de Harvard, no está demás mencionar la sexta versión del estudio llamado “Termómetro de la Salud Mental ACHS-UC”, el cual indica que el 21% de las personas encuestadas dice sentirse frecuentemente aislada o que le falta compañía. Sabiendo que la compañía y los vínculos son fundamentales para la salud de las personas, este dato nos esboza una situación bastante desalentadora. Y es por eso justamente que les, las y los invito a darle valor a sus relaciones y al esfuerzo que estas requieren. Querida lectora, querido lector y queride lectore, que no quepa duda, tu compañía, siempre que sea en el marco del respeto y la empatía, les hace bien a otros/as/es.
Para cerrar solo que me queda reiterar que los descubrimientos de la investigación encabezada por Robert Waldinger nos invitan a tomar consciencia de que, más allá de nuestros logros individuales o posesiones materiales, son nuestras relaciones humanas las que dan significado y satisfacción a nuestras vidas. Démosles el valor que tienen.