El 2 de octubre se conmemoró internacionalmente el día de la No violencia, decretado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Se escogió esta fecha en honor a Mahatma Gandhi, quien definió la No violencia como: “la mayor fuerza a disposición de la humanidad. Es más poderosa que el arma de destrucción más poderosa concebida por el ingenio del hombre”. Es desde el 2007 que la ONU año a año realiza actividades que promueven la cultura de paz, tolerancia y comprensión entre todos los ciudadanos del mundo.
Sería importante mencionar que la violencia no se reduce solamente al uso de la fuerza física sobre otras personas, sino que también comprende otro tipo de agresiones que pueden ser verbales o simbólicas, y que causan de la misma manera, muerte, daño psicológico, trastornos de diverso tipo, entre otras cosas, lo que se vislumbra como un tema de interés para la salud pública y da cuenta de por qué es importante trabajar en función de aprender a identificar la violencia.
Durante muchos años, además, diversos grupos han sido víctimas de tratos injustos, arbitrarios y violentos que se han institucionalizado. Sin ir más lejos, todavía podemos ver a diario misoginia, racismo, lgbtifobia, por nombrar algunas cosas que, aunque vivamos en pleno siglo XXI, todavía están muy presentes en nuestra sociedad y no nos permiten crecer o avanzar hacia la construcción de un futuro más equitativo.
El Psicólogo y coordinador del Plan de Apoyo Estudiantil UPA-UTEM, Sebastián Olave, señaló: “gracias a mi experiencia clínica también puedo señalar, que gran parte de las y los consultantes llegan a terapia buscando apoyo luego de haber sido abusados de alguna u otra forma, por personas cercanas o por cuestiones estructurales, como en aquellas situaciones donde las personas no pueden satisfacer necesidades humanas básicas como resultado de los procesos de estratificación social”.
¿Cómo podemos ir desarrollando tolerancia, comprensión al otro y/o herramientas emocionales que nos ayuden a escoger la no violencia?
Es importante educarse en el tema. No existen muchas instancias durante la vida escolar o universitaria, donde se aborde esto de manera rigurosa y aunque existiesen, es probable que siempre tengamos que estar en permanente revisión de nuestras conductas, nadie está exento de agredir a otros y otras. “En este sentido, diría que es súper importante que logremos visibilizar eso, que todos somos personas que eventualmente pueden ejercer violencia. Por otro lado, creo que también es relevante aprender a escuchar cuando estamos trasgrediendo los límites de alguien más. Me parece que una forma bien concreta de fomentar la no violencia, es que cada uno pueda conocerse a sí mismo/a, conocer nuestros derechos como personas y las diversas instancias formales que existen para denunciar cualquier acto de violencia”, eñaló el profesional.
La conocida frase de “no hacer a otros/as aquello que no queremos que nos hagan a nosotros/as” puede ser muy útil al momento de encontrase en una situación de mucha rabia o donde la tolerancia se esté acabando. Las emociones son pasajeras, y por mucho que estemos abrumados, es importante tomar consciencia de que eso va a pasar. “Si en algún momento te encuentras discutiendo con alguien, pedir un tiempo para calmarse y luego retomar la conversación, puede ser una muy buena idea. Ahora, si ves que la rabia, el enojo o cualquier emoción displacentera te supera, recomiendo buscar poyo profesional”, aconsejó Sebastián.
¿Qué podemos hacer para propiciar y concientizar sobre la no violencia?
Es importante denunciar la violencia cuando somos testigos de esta, no necesariamente con el afán de sancionar a la otra persona (dependiendo del caso a caso), sino para encontrar alternativas que permitan construir espacios más seguros donde la convivencia sea sana. “No es justo que algunas personas deban sufrir, no todos ni todas somos iguales o tenemos los mismos ritmos, eso también debemos tenerlo en consideración. Y aquí yo creo que tomar la iniciativa es fundamental, no podemos esperar que otros y otras hagan el trabajo por nosotros/as, si queremos concientizar debemos tomar la palabra cada vez que identifiquemos que algo es potencialmente dañino para otra persona”, destacó el psicólogo.
Por otro lado, organizarse junto a otros y otras con el objetivo de generar instancias educativas al interior de las instituciones que habitamos, también es un aporte en función de crear espacios más seguros. En internet, a pesar de ser un espacio donde podemos encontrar o exponermos a situaciones de violencia, también podemos encontrar recursos para aprender más del tema, por ejemplo: en la página de la OMS, en la web de la Organización Panamericana de la Salud, de la UNICEF o en la del MINSAL, entre otras.
Para finalizar, el coordinador del Plan de Apoyo Estudiantil del convenio UPA-UTEM, Sebastián Olave, comparte una reflexión.
“Si crees que tu enojo afecta tu calidad de vida o de las personas con las que te toca compartir a diario, intenta identificar cuáles son las cosas que te enojan y los pensamientos que predominan en esas instancias. Es importante que también sepas identificar cuándo te estas enojando, tu cuerpo te lo va a mostrar, tu corazón late más rápido, te pones tenso/a, aprietas los puños, tu mandíbula, entre otras cosas. Si te pasa, tómate un tiempo fuera, respira y vuelve más tarde a resolver la situación. Ahora, si te pasa seguido o ves que te sobrepasa, la ayuda profesional es prioritaria. Algunas señales de alarma frente a dificultades para manejar la ira son tener un comportamiento destructivo hacia ti o las demás personas, que se vea afectada tu salud mental y física, conductas pasivo agresivas o verse inhabilitado para sentir otras emociones.
De todas maneras, el enojo no es una emoción “mala”, también es necesaria, como todas las emociones, y nos ayuda a identificar amenazas e injusticias y nos da la energía para defendernos y seguir adelante con nuestra vida. Pero si tu comportamiento tiende hacia la rigidez y no hacia la búsqueda de soluciones, eso es un indicador de que necesitas ayuda.”